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TUMORES DE LA GLÁNDULA PARÓTIDA UNA MIRADA GENERAL

  • Foto del escritor: Ramón Rodríguez Morales
    Ramón Rodríguez Morales
  • 28 feb 2019
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 1 jul


La glándula parótida es la más grande de nuestras glándulas salivales y se encuentra discretamente ubicada a cada lado de la cara, justo delante y debajo de las orejas. Normalmente, pasa desapercibida y no es palpable. Sin embargo, su presencia se hace notoria cuando aumenta de tamaño, lo cual puede ocurrir por diversas razones, como en el caso de la parotiditis viral (conocida popularmente como "paperas"), en infecciones agudas o crónicas, o debido a la aparición de tumores.

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Es importante saber que, en la mayoría de los casos, los tumores que se desarrollan en la glándula parótida son benignos. El tipo más común es el que conocemos como adenoma pleomórfico, también referido como "tumor mixto". Afortunadamente, su tratamiento es altamente efectivo y, en más del 90% de los casos, consiste en una intervención quirúrgica.

La Delicadeza de la Cirugía de Parótida

Aunque la cirugía es la principal vía de tratamiento, la operación de la parótida es reconocida por su particular delicadeza y complejidad. La dificultad principal radica en la anatomía de la glándula: si bien se encuentra en una posición superficial o subcutánea, está dividida en un lóbulo superficial y otro profundo. Entre estas dos porciones, como un delicado mapa de

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carreteras, transcurre el nervio facial y todas sus ramas.

Este nervio es vital, ya que inerva los músculos que controlan las expresiones de nuestra cara. Por ello, una lesión en cualquiera de sus ramas durante la cirugía puede dejar como secuela una parálisis facial de diferente grado, dependiendo de la rama afectada.

Es bastante común que, tras la cirugía, y debido a la manipulación necesaria durante el procedimiento, el paciente experimente cierto grado de dificultad en la movilidad facial, conocida como paresia. La buena noticia es que esta paresia suele mejorar progresivamente con el tiempo, a medida que la zona cicatriza y se recupera. En algunos casos, esta dificultad de movimiento puede ser causada por el propio tumor, especialmente si es grande y desplaza las ramas del nervio, o si se trata de un tumor maligno que ha invadido el nervio.

Afortunadamente, los tumores más agresivos y con potencial de dejar secuelas irreversibles son mucho menos frecuentes en esta glándula. Este es un punto clave de tranquilidad para quienes enfrentan un diagnóstico de tumor parotídeo.

Este artículo es una introducción general y no sustituye la consulta médica especializada. Si tienes inquietudes sobre tu salud, estoy a tu orden para aclarar cualquier duda.

 
 
 

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