Causas del cáncer
- Ramón Rodríguez Morales

- 22 ene 2019
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 17 jun
Entendiendo el Cáncer: Factores de Riesgo que Debes Conocer
El cáncer es una enfermedad compleja, y aunque a veces parece impredecible, la ciencia ha identificado numerosos factores que aumentan el riesgo de desarrollarlo. Conocer estas causas del cáncer no es para alarmar, sino para capacitarnos y tomar medidas preventivas inteligentes. Como médico, quiero compartirles información clave para entender mejor cómo podemos influir en nuestra salud.
1. El Tabaco: Un Enemigo de Múltiples Caras
Afortunadamente, el hábito de fumar ha disminuido en el siglo XXI, en gran parte gracias a la contundente evidencia de su relación con enfermedades respiratorias crónicas como la bronquitis y el enfisema, y por supuesto, el cáncer de pulmón. Sin embargo, la lista de daños del tabaco es mucho más larga.
El consumo de tabaco, principalmente en cigarrillos, está comprobado como causa directa de cáncer en:

Pulmón, laringe, cavidad oral y faringe: Las vías respiratorias y la boca son las más expuestas.
Esófago y estómago: El humo y las sustancias químicas también afectan el sistema digestivo.
Colon y recto, páncreas, riñón y vejiga urinaria: Las sustancias tóxicas del tabaco viajan por el torrente sanguíneo, afectando otros órganos.
Cuello uterino: Las mujeres fumadoras tienen un riesgo aumentado.
La prevención es clara: evitar el tabaco en todas sus formas es una de las decisiones más importantes para reducir drásticamente el riesgo de múltiples tipos de cáncer.
2. Virus: Amenazas Silenciosas pero Prevenibles
Existen virus conocidos como oncogénicos, es decir, capaces de causar cáncer. Aunque su impacto es mayor en países en desarrollo o en personas con sistemas inmunes debilitados, su presencia es global y la prevención es vital.

Virus del Papiloma Humano (VPH): Este virus se transmite sexualmente y, si no se
controla adecuadamente, puede provocar cáncer en el cuello uterino, vagina, pene, amígdalas y lengua. La buena noticia es que la vacuna contra el VPH y las revisiones
ginecológicas regulares son herramientas poderosas para prevenir estos cánceres.
Virus de la Hepatitis B (VHB) y Hepatitis C (VHC): Se asocian fuertemente con el cáncer de hígado, especialmente en infecciones crónicas que derivan en cirrosis hepática. La vacunación contra la Hepatitis B y el acceso a tratamientos para la Hepatitis C son cruciales en la prevención del cáncer hepático.
Otros virus también se han vinculado a ciertos tipos de tumores de los ganglios linfáticos, leucemias y algunos cánceres de piel, aunque son menos comunes.
3. Agentes Químicos: Cuidado con lo que Nos Rodea
Nuestro entorno y ciertos hábitos pueden exponernos a sustancias que, a lo largo del tiempo, incrementan el riesgo de cáncer. Algunos de los compuestos más relacionados con el origen de esta enfermedad incluyen:
Productos de combustión del tabaco: Más allá del humo, sus residuos son peligrosos.
Exceso de alcohol: El consumo crónico y elevado está ligado a varios tipos de cáncer.
Asbestos: Un mineral fibroso usado en el pasado en la construcción, altamente cancerígeno al ser inhalado.
Disolventes y gases: Como los presentes en pinturas, los gases de escape de vehículos (especialmente diésel), benceno y bencidina.
Productos industriales: Utilizados en la fabricación de pinturas, la industria del caucho y el plástico.
La clave aquí es la exposición prolongada y excesiva. Tomar precauciones en entornos laborales o reducir el contacto con estas sustancias es fundamental.
4. Agentes Físicos: La Radiación y la Luz Solar
La energía puede ser tanto beneficiosa como perjudicial. La radiación ionizante (que tiene suficiente energía para alterar átomos), como los Rayos X, las tomografías computarizadas y los rayos gamma, se ha asociado con ciertos tumores en casos de sobreexposición. Es importante recalcar que los equipos médicos modernos han disminuido notablemente la radiación en los estudios, haciendo los beneficios de un diagnóstico muy superiores a los riesgos.
Los efectos más dramáticos de la radiación se observan a largo plazo, como en los casos de los supervivientes de las bombas atómicas o del desastre nuclear de Chernóbil, donde el aumento de casos de cáncer se registró muchos años después de la exposición.
Por otro lado, la luz ultravioleta (UV) del sol es un factor de riesgo bien conocido. Aunque la capa de ozono nos protege, los cambios climáticos la han afectado. La sobreexposición a la radiación UV está directamente asociada a distintos cánceres de piel.

La prevención es sencilla: usar protector solar, buscar la sombra y evitar las horas de máxima intensidad solar son hábitos que salvan vidas.
La Prevención en tus Manos: Hábitos que Hacen la Diferencia
Más allá de los factores de riesgo específicos, existen recomendaciones globales para disminuir la probabilidad de desarrollar cáncer y mantener una salud óptima. Las Sociedades Americana y Europea del Cáncer coinciden en la importancia de:
Realizar actividad física regularmente: Mantenerse activo reduce el riesgo de varios cánceres.
Evitar el sobrepeso y la obesidad: Un peso saludable es protector.
Limitar el consumo de alcohol: Cuanto menos alcohol, mejor.
Incluir muchos vegetales y frutas en la dieta diaria: Ricos en antioxidantes y fibra.
Comer cereales integrales: Aportan fibra y nutrientes esenciales.
Evitar los azúcares refinados y los alimentos ultraprocesados: Su consumo excesivo se vincula a mayor riesgo.
Conocer las causas es el primer paso para protegerte. Adoptar un estilo de vida saludable y estar atento a los factores de riesgo son tus mejores herramientas para prevenir el cáncer.






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