CÁNCER DE MAMA: El más investigado
- Ramón Rodríguez Morales
- hace 3 días
- 3 Min. de lectura
PARTE 2: La Investigación en el Laboratorio y los Tratamientos Personalizados

En la primera parte de nuestro recorrido por el cáncer de mama, exploramos cómo evolucionaron el diagnóstico y la cirugía. Pero a la par de esos avances en el quirófano y las imágenes, ha habido una revolución silenciosa en el laboratorio. El estudio del cáncer de mama se extendió a disciplinas como la genética y la biología molecular, que se han sumergido en el ADN de las células para entender sus secretos. Gracias a ellas, hoy sabemos que las células cancerosas tienen mutaciones genéticas (errores o cambios en su código de ADN) que las hacen diferentes de las células normales, y que estas mutaciones son clave para entender por qué cada tumor responde distinto a los tratamientos.
La Influencia Hormonal y los Tumores Luminales
Desde finales del siglo XIX, los médicos ya notaban que las hormonas podían influir en la aparición del cáncer de mama. Pero fue en el siglo XX cuando se hizo evidente que un grupo significativo de estos tumores eran estimulados directamente por las hormonas femeninas, especialmente los estrógenos. En los años 70, se descubrió cómo funcionaba esto: las células malignas de la mama tenían un "interruptor" o receptor específico para los estrógenos. Cuando los estrógenos se unían a este receptor, las células tumorales se

multiplicaban. A estos tumores se les llamó Luminales.
Una vez que se entendió este mecanismo, la ciencia pudo crear medicamentos diseñados para "apagar" o bloquear el efecto de los estrógenos en las células cancerosas. Inicialmente, surgió el Tamoxifeno, que bloquea el receptor de estrógeno. Con el tiempo, se desarrollaron otros fármacos como el Anastrozol y el Letrozol, que actúan de una manera diferente, reduciendo la cantidad de estrógenos en el cuerpo. Estos son ejemplos clásicos de terapias dirigidas, ya que atacan una característica específica del tumor. Más recientemente, han aparecido otros medicamentos muy avanzados, como los inhibidores de CDK4/6, que, aunque no son inmunoterapia en sí mismos, han mejorado drásticamente el pronóstico de los tumores hormonales positivos.
El Gen HER2 y los Tumores Triple Negativos
Pero el cáncer de mama es complejo. Otro gran descubrimiento fue el del gen HER2-Neu, que codifica para una proteína (un tipo de receptor) presente en la superficie de algunas células tumorales. Cuando esta proteína HER2 está presente en grandes cantidades (se dice que el tumor "sobreexpresa" HER2), envía señales que hacen que el cáncer crezca de forma más agresiva. Para estos tumores, se desarrolló también una droga específica, el Trastuzumab (Herceptin), que bloquea la acción de HER2. Este fue otro hito en las terapias dirigidas.

La genética nos ha enseñado que no todos los tumores se ajustan a estas categorías principales:
Existen tumores Luminales que también expresan el receptor HER2 (llamados Luminal-HER2).
Y, por otro lado, están los tumores triple negativos, que son aquellos en los que no se encuentra ninguno de los tres receptores conocidos: ni el de estrógeno, ni el de progesterona, ni el HER2. Estos tumores son más difíciles de tratar con las terapias dirigidas convencionales y son el foco de mucha investigación en inmunoterapia.
La genética, ese estudio profundo del genoma humano (nuestro mapa genético completo), ha sido fundamental para localizar los diferentes genes implicados en el cáncer de mama. Este conocimiento ha impulsado un progreso sin precedentes en su tratamiento.
La Era de la Medicina Personalizada y el Futuro
El verdadero punto de inflexión llegó con los proyectos genómicos que comenzaron en los años 2000. Estos estudios a gran escala han permitido establecer pautas para tratamientos verdaderamente personalizados del cáncer de mama. Ahora, el tratamiento se basa en el comportamiento único de cada tumor y su tipo molecular específico.
Esto significa que el abordaje es mucho más preciso:
Identificamos los genes específicos de las células cancerosas de cada paciente.
Comprendemos las "vías de señalización", que son las rutas internas por las que las células del paciente reciben instrucciones para crecer y dividirse.
Nos enfocamos en desarrollar o seleccionar las drogas más adecuadas que puedan inhibir específicamente el crecimiento de esas células cancerosas, minimizando el daño a las células sanas.

Esto representa el hoy y el mañana del tratamiento del cáncer. Sin embargo, es crucial abordar un desafío importante: la posibilidad de aplicar estos estudios a toda la población afectada. Actualmente, el costo de estos exámenes genómicos sigue siendo una barrera económica significativa que impide que lleguen a todos. Es imperativo que se busquen formas de abaratar estos estudios para que sus beneficios puedan generalizarse y llegar a cada paciente que los necesite.
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